Crónica de un fin de semana completo

Comenzaremos por los que más madrugaron el sábado: los intrépidos muchachos de la sección de carretera. Con el sol todavía por salir tomaron la salida en la puerta del bar Naïm (como parroquianos del local, es pura devoción la que profesamos por él) y enfilamos hacia Gavà pasando por Esplugues, Sant Boi y Viladecans. Subida a Begues por la MiniArrabassada (con su curva de la paella, su gasolinera, su hotel abandonado... un clon de nuestra querida carretera) con las caras tomando un tono rojizo, pero no por el esfuerzo, sino por nuestro deseo de mimetizarnos con el entorno. Que conste.

Tras coronar el primero de los tres puertos de los que constaba nuestra ruta, nos dirigimos hacia Avinyonet para avituallarnos. Ya que en el bar había de tapa guindillas picantes y un sanjatanero nunca dice "no" a una tapa gratis, nos comimos un par de ellas cada uno como quien se toma una barrita energética o un gel, con la esperanza de que nos ayudaran en la ascensión al Ordal.

El Ordal desde la parte de Avinyonet nos resultó pan comido, bien por las guindillas o por haberlo subido en plan conservador. Descenso con algún problema mecánico, paso por Vallirana y bajada hacia Molins para encarar el último puerto con cumbre en Santa Creu D'Olorda.

El café con leche del almuerzo le iba a salir caro a Goyo; más que una pájara, en la subida pilló una bandada de ellas: temblores, palidez, flojera... Un poco de agua y algo de azúcar sirvieron para que pudiera acabar la ruta en el Naïm, donde recibió una cálida ovación del respetable allí congregado. El resto llegamos algo más enteros y satisfechos de los 95 kilómetros con 3 puertos que nos habíamos cascado. Ah! en el Naïm también nos pusieron tapa: queso, gambas al ajillo y cecina. Casi nada!

Cuando la sección de carretera llegaba al Naïm, nuestros duatletas estaban comiendo, como se puede comprobar en la bucólica fotografía de aquí al lado. Fleta, Antonio, Marc y Rodri se acercaron a Montjuïc, donde se celebraba el Outdoor Experience para participar en un duatlón con 16 km. de BTT y 6 de trail running.

Con la emoción, nuestros corredores se olvidaron de asegurar las bicis en la baca del coche y a punto estuvieron de perdérlas por la avenida Tibidabo. Finalmente llegaron a Monjuïc con el mismo equipaje que llevaban al salir del barrio, aunque un desconfiado guardia urbano les preguntara si las bicis eran suyas o si las habían cogido por ahí. Desde aquí unas palabras para el señor agente: en el ADN de todo sanjatanero siempre hay un par de genes de mangui, pero no está bien prejuzgar. Las bicis eran suyas; lo que era robado era el coche.

Tras calentar un poco nuestros corredores se situaron en la salida. Pistoletazo y primera caída: 3 tíos al suelo delante de los SGAs (lo que no han explicado nuestros muchachos es si los tiraron ellos, se cayeron solos o si obedecieron a la voz de Tejero). Primeras rampas por asfalto antes de un serpenteante trazado por todo Montjuic en el que no se podía perder la concentración so pena de catar el suelo (Rodri puede dar fé de ello, y los trozos de tattoos que se dejó en el recorrido servirían de prueba)

Faltos de experiencia en circuitos con cambios de ritmo tan brusco, Antonio y Rodri tuvieron algún que otro problema en la parte de BTT. En cambio Marc y David Fleta aprovecharon su callo en ese tipo de circuitos para coger margen suficiente y compensar su falta de pericia cuando se bajan de la bici. Tras 3 vueltas al circuito de BTT cambio de calzado y a correr se ha dicho: saltos, adoquines, rocas, rampas, asfalto, montaña... un buen recorrido en el que Rodri remontó posiciones demostrando cual era su especialidad.

Nuestra delegación al completo logró completar el circuito (en el que hubo un 30% de abandonos) y quedó con un buen sabor de boca, aunque mejor fue el que le quedó a la sección de carretera degustando las tapas del Naïm.

Y el domingo, para acabar el fin de semana ciclistico, la sección de BTT (o lo que quedaba de ella tras las salidas del sábado), se dio una vuelta senderil por Collserola: en los primeros 25 kilómetros ya llevaban un desnivel acumulado de 900 metros, incluyendo una incursión en la zona de Montcada y la exploración de varios corriols bastante duros. Alguna caída sin importancia, varios intentos fallidos de subir un sendero en la zona de Can Catà y bastante machaque de piernas por el constante sube y baja del recorrido por las zonas del Cementiri de Collserola, Montcada, Can Catà y alrededores de Casa Juaco.

El fin de semana que viene más!