Invirtiendo en el Corredor del Montnegre

Hacía unas semanas que se venía maquinando una visita al Vallés Oriental para repetir por nuestra cuenta la reciente Bikegorguina; ya iba siendo hora de salir del confort collserolense y visitar territorio ignoto para la SGA. El domingo 12/11/17 fue la fecha señalada para visitar el Corredor del Montnegre.

Como cualquier residente en Catalunya, llevamos más de un mes bombardeados con noticias sobre fuga de capitales, empresas que trasladan su sede, otras que cancelan operaciones destinadas a nuestra comunidad / nación / país / región (escoja ud. mismo la opción que más le convenza según sus sensibilidades)... Queriendo aportar nuestro granito de arena y no limitarnos a enviar soflamas por Whatsapp o postear argumentarios ajenos en Facebook, decidimos que a parte de visitar Vallgorguina y alrededores nuestro deber era hacer algo más: teníamos que INVERTIR. Si se estaban esfumando inversiones de Catalunya, nosotros íbamos a hacer la nuestra: cogimos el track de la Bikegorguina y la hicimos al revés. Una inversión como dios manda, una inversión a lo Sanjattan.

Fue toda una experiencia subir trialeras imposibles de sauló, bajar por pistas anchas, subir más trialeras, bajar algún sendero y subir más trialeras... En el remate de una de ellas el Presi no pudo más y se estiró para reponer fuerzas: había llegado muerto, como queda acreditado por la fotografía que acompaña a la crónica. En el sentido correcto el recorrido ya era suficientemente duro, pero en el opuesto mucho más sin ninguna duda.

En total salieron 44 km y 1475 m de desnivel que exprimieron a fondo nuestras varillas, pero si así ayudamos un poco a nuestra economía, no dudaremos en volver a invertir lo que haga falta.

La culminación de la salida no podía ser otra que un ágape en el bar más cercano. Los 10 bikers que nos dimos cita en Vallgorguina dimos por buenos los consejos nutricionales del Presi y aprovechamos al máximo la "ventana metabólica"  que según él habíamos abierto con el esfuerzo realizado. Venga bravas, birra, bocatas y helados hasta tapiar la recién descubierta ventana (o nuestras arterias).