Recuperando sensaciones...

Lo dice Nadal, lo dice Iniesta y hasta lo dice Zurutuza (y si lo dice él será importante): hay que recuperar las sensaciones. Este fin de semana la SGA lo ha hecho, ya que algunos habíamos olvidado algunas tras unas semanas de parón por imperativo climatológico. Vayamos repasando las sensaciones que hemos revivido en las salidas del sábado y domingo.

El sábado 26/11/2011 la sección de carretera recordó lo que se siente en las reales posaderas tras 4 horas dando pedales sin parar en su ruta por Sant Cugat vía Rabasssada, Rubí, Terrassa, Castellnou, Ullastrell, Martorell, Pallejà, Molins, Rubí, Sant Cugat, Valldoreix, Les Planes y Vallvidrera. Casi 90 kilómetros también dan para rememorar más cosas: lo que puede enrojecer la piel humana (en la primera rampa saliendo de Terrassa para llegar a Castellnou), lo rápido que se produce un ascensión testicular cuando en una bajada te encuentras una curva con gravilla, como se puede repasar el santoral para defecar sobre él cuando llevas varios kilómetros pedaleando con el viento en contra... y lo rápido que se olvidan las penurias cuando llegas al Naïm y te tomas algo con una tapita de morcilla. Lo que se viene diciendo sensaciones del ciclista, vamos.

El domingo 27/11/2011 la sección de montaña tenía una misión, a parte de reencontrarse con las sensaciones, y era dar ánimo a los 4 miembros de la sección running que competían en la Media Maratón de Collserola.
Los bikers partieron al encuentro de los runners (ciclistas y corredores en román paladino) en dirección a la zona de Can Pasqual. Haciendo tiempo por Can Cuiàs y Can Balasc encontramos un punto de avituallamiento en la parte superior de Les Planes: qué mejor sitio para esperarles y de paso  gorrear algún trozo de barrita energética! De manera totalmente sincrónica, cual reloj suizo o visita al baño tras café y cigarro para hacer un muñeco de barro, los dos equipos se cruzaron en el punto previsto cuando a los corredores aún les quedaban 13 kilómetros y casi 500 metros de desnivel por delante. Tras la toma de algunos testimonios gráficos que en breve podréis ver por aquí, cada uno siguió su camino: los corredores el de castigar sus rodillas hasta completar la carrera en casi 2:40 horas (tiempo digno de admirar, sois unos fenómenos!) y los ciclistas el de recordar las impresiones pérdidas.

En sus carnes y en sus ropas, los bikers pudieron evocar experiencias que quedaban algo lejanas en el recuerdo: el caer sobre blando (barro blando en este caso), el meter el pie en un charco para evitar un chapuzón en el lodo, el perder tracción sobre barro, sobre hojas, sobre raíces... el golpear cualquier parte del cuerpo contra una rama, lo rápido que se puede jadear después de subir alguna rampa, lo cortos que se pueden hacer 55 kilómetros cuando vas en buena compañía y te estás divirtiendo...
Aunque sucios y cansados, todos contentos para casa a esperar el próximo fin de semana en el que las sensaciones ya estarán recuperadas (y esperemos que nuestras piernas también!).